PEDAGOGIA INFORMACIONAL

10.02.2011 17:00

Por: Lic. Juan Pablo Hernández Anicama

Las teorías o corrientes pedagógicas, a lo largo de la historia, han oscilado en enfoques centrados en el docente o en el estudiante; sin embargo, en la actualidad, ante el proceso de la globalidad, las sociedades se debaten en la transición para llegar a constituirse en “sociedades informacionales”, “Sociedades del conocimiento” o “sociedades del aprendizaje”, sustentadas en el vertiginoso desarrollo  de las nuevas tecnologías de la información; y ante estos retos, es necesario replantear el quehacer pedagógico  para formar al ciudadano del siglo XXI.

Este nuevo escenario demanda un nuevo modelo  educativo que apunte  al aprendizaje de por vida (lifelong learning) lo que implica establecer  una nueva hipótesis educativa: enseñar a aprender, y sobre todo utilizar adecuadamente la información en el proceso de enseñanza aprendizaje. Se plantea entonces una nueva hipótesis, un nuevo enfoque para comprender el quehacer educativo llamado “Pedagogía informacional”, ante el cual, los docentes y estudiantes deben asumir un nuevo rol de “mediaciones” entre la experiencia humana y la información existente.  

Esta “pedagogía informacional” está íntimamente ligada a las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC), y por tanto sostiene que  los verdaderos rendimientos educativos para responder a las exigencias de aprender para toda la vida implican el uso de la información en todas sus dimensiones: acceso, análisis, interpretación, evaluación, producción, etc.; pero este nuevo paradigma no es sólo una respuesta teórica, sino que tiene implicancias practicas de carácter laboral; por ejemplo, cada vez más, la generación, proceso y transmisión de la información configura los sistemas productivos, financieros y políticos, y en el campo laboral los “trabajadores del conocimiento” acceden a más y mejores empleos, ya que la sociedad industrial con sus aparatosas maquinarias y líneas de obreros inmensas, dan paso a la cultura del microchip, de la información, de la telemática y de la robótica, en donde predomina la información y el conocimiento como el capital por excelencia.

En la sociedad informacional la generación, el procesamiento y transmisión de la información se convierten en fuentes fundamentales de productividad y poder, de alli que  los centros educativos,  sus docentes y estudiantes deberán asumir que la información es lo crucial y el punto neurálgico para articular los sectores educativos y productivos; es decir, el sistema educativo debe preparar ciudadanos para estas nuevas formas de producción y de poder. Algunos autores, entre ellos  Cornella, afirman que  “una población educada es parte de la política industrial de una nación” y agregan que las políticas educativas deben perfilarse hacia el enfoque competitivo de la economía nacional.

En esta perspectiva la tarea de los docentes debe iniciarse abordando los alcances de lo informacional, así al definir la categoría informacional nos remite automáticamente a la concepción de información, término que posee dos vetas hermenéuticas: por un lado, el valor estadístico que designa el grado de probabilidad de que un fenómeno se produzca dentro de un sistema; por otro lado, el valor de significación, que permite decodificar e inquirir sobre determinado fenómeno. Por lo tanto, la información para ser “tratada” requiere conocimiento o capacidad epistemológica, lo que permite su descubrimiento e interpretación.

La información y su entorno informacional, es decir las diversas fuentes: internet, bases de datos, medios de comunicación, la realidad misma, los aportes de las ciencias, los libros, revistas, en la actualidad desbordan la capacidad de asimilación humana. Esta complejidad de fenómenos estadísticos y significativos posibilitan un espectro, ante el cual, los aprendices o estudiantes orientados por el docente, pueden entablar un verdadero diálogo y construir aprendizajes significativos, a través de metodologías innovadoras, tales como: seguimientos temáticos informacionales (portafolios), búsquedas especializadas, redes de trabajo temáticas, micro-bases de datos según asignaturas, lecturas digitales alternativas, foros y discusiones virtuales a través de lecturas digitales, conceptualizaciones icónicas con imágenes digitales, uso de prensa digital, entre otras.