El aula digital

12.02.2011 11:07

 

Por GUILLEN ESTEBAN CARRERA

En las líneas que siguen, expongo algunas inquietudes acerca de la denominada  revolución digital, podemos reconocer en las di­ferentes instituciones educativas de Latinoamérica la instalación de las ya conocidas aulas digitales, las cuales prometen ambientes de aprendizaje más dinámicos y motivadores para los estudiantes, al poseer en una infra­estructura de portátiles, videobeam y tableros digitales. Al igual que la implementación de los computado­res portátiles o del celular en la vida cotidiana, el proceso de inclusión de las TIC -Tecnologías de Información y Comunicación- en los salones de cla­se, ha sido tan rápido e imperceptible que resulta difícil determinar dónde y en qué momento comenzó exactamente; sin embargo, lo que sí para podemos afirmar es que dicha inclusión surgió de la transfor­mación de los salones de clase tradicionales y la exigencia los estudiantes o ?nativos digitales?, como los llama esta era, de lenguajes diferentes que desarrollen sus capacidades cognitivas a través de herramientas tecnológicas.

Con las aulas de clase tradicionales podemos identificar nuestros salones actuales en la disposición del tipo parisino de finales del siglo XVIII, típico del auge de una revolución industrial que concretó las profesiones tal como las conocemos hoy en día y describió e implementó nuestro sistema educativo actual a partir de ellas.

El problema es que ya no estamos en la revolución industrial, sino en la revolución digital, donde las instituciones educativas preparan a estudiantes para trabajos que aún no existen, por lo que conservar las mismas estructuras de educación resulta insuficiente para los nuevos alumnos que se están formando, quienes demandan la necesidad de acceder a una gran cantidad de información a través de mecanismos novedosos.

Teniendo en cuenta las características de un nativo digital como el realizar varias tareas a la vez -multitarea -; manejar una agilidad única con sus pulgares; consumir información de manera masiva, no en contenidos completos, sino en párrafos y/o oraciones concretas sobre un tema; ser intuitivo con cualquier tipo de interfaz; tomar decisiones rápidamente y no impresionarse fácilmente, gracias al contacto permanente al internet, la televisión, los videojuegos o el celular, se imponen cambios en el salón de clase que logren atender los requerimientos producto de estas cualidades, específicamente respecto a las metodologías de enseñanza, ya que los contenidos que actualmente se ven en un libro o en internet pueden ser más accesibles para ellos si son presentados en un tablero digital. Así mismo, estas características son reconocidas también por los padres, quienes al escoger la institución óptima para sus hijos, no sólo se preocupan por las certificaciones o los idiomas que enseñen, sino también por los mecanismos tecnológicos que faciliten los procesos de aprendizaje de estos.

Sin embargo, el reconocimiento de esta exigencia debe ser progresivo y la decisión de implementación de estas nuevas tecnologías, gradual, pues los cambios abruptos pueden causar que las instituciones no reconozcan completamente las ventajas de inclusión de las TIC y no sean capaces de afrontar las dificultades que la modernidad depara

Por esta razón, lo primero que deben hacer los establecimientos educativos frente a estas transformaciones es identificar las condiciones en las que se encuentran, analizar las reflexiones de los docentes ante la innovación, sus temores y motivaciones al respecto, las capacidades de éstos frente al uso de herramientas tecnológicas y la disposición de contenidos para usar con las mismas. Una vez determinado lo anterior y al reconocer que la implantación de la tecnología en el salón de clase es inevitable, el éxito en el proceso está garantizado, así como asegurada la posibilidad de dejar de ser un migrante para devenir en un nativo digital que entienda y utilice el idioma de la tecnología para el mejor provecho de la educación contemporánea.

En conclusión y en el peor de los casos, las aulas digitales pueden ser vistas como una moda que a corto plazo se convertirá en necesidad, pero depende totalmente de la institución educativa la forma y la velocidad de implementación, según las características propias de los actores que la componen (infraestructura, docentes, estudiantes).